Nació en Sines, Alentejo (en la actualidad conocido como Baixo Alentejo). Durante su juventud luchó en las guerras contra Castilla. El rey de Portugal, Manuel I el Afortunado, le encargó la misión de llegar a la India por mar, zarpando de Lisboa, con cuatro barcos, el 9 de julio de 1497. En noviembre rodeó el cabo de Buena Esperanza (que fue bordeado por primera vez en 1488 por el también navegante portugués Bartolomeu Dias de Novaes); después se detuvo en Malindi, en la costa este de África. Con la ayuda de un guía, que consiguió a través de unos mercaderes indios en ese mismo puerto, Gama siguió su viaje rumbo al este, para el 20 de mayo de 1498 llegar a Calicut (actual Kozhikode), en la costa de Malabar, en la India, donde debido a la hostilidad de los comerciantes musulmanes no pudo crear un puesto comercial portugués. Además, hubo de negociar su salida del puerto de Calicut antes de regresar a Portugal, en 1499. En su país fue recibido con elogios, recompensado económicamente y autorizado a usar dom delante de su nombre. Para continuar los descubrimientos de Gama fue enviado a la India Pedro Álvares Cabral, que tuvo más suerte en el establecimiento de un puesto comercial portugués en Calicut. Cuando se supo en Portugal que en el puesto creado por Cabral había sucedido una masacre, Gama, que ya había sido nombrado Almirante de la India, recibió el encargo de vengar la salvaje acción. Mientras se dirigía a Calicut fundó varias colonias en Mozambique y Sofala (que en la actualidad está integrada en Mozambique), en el este de África. Cuando llegó a Calicut, Gama subyugó a sus pobladores y obligó al rajá a restaurar la paz. Después, abandonó la India y zarpó rumbo a Portugal, en 1503, con una valiosa carga de especias. Durante los siguientes 20 años no realizó ningún servicio como navegante, pero recibió el título de conde de Vidigueira en 1519. Cinco años más tarde fue nombrado virrey y viajó a la India con la misión de acabar con la creciente corrupción de las autoridades portuguesas de la colonia. Gama desembarcó en la India en el otoño de 1524, pero falleció en Cochin a los tres meses escasos de su llegada.
Una Triste y Dura Historia de Respeto
Vasco da Gama llegó a Kozhikode (llamada a veces Calicut), puerto situado a orillas del mar de Arabia, sobre la costa suroccidental de la India, en 1498, ansioso de las especias asiáticas, pero venía mal preparado. Según la costumbre, la manera apropiada de honrar al gobernante de Kozhikode, llamado zamorín, en especial si se deseaba algún favor, era colmarlo de costosos regalos. Gama tenía poco que dar, y no consiguió impresionar a los indios con los productos que traía. Con vasijas para lavar, rollos de tela, sombreros, cuentas y terrones de azúcar habría quedado bien en las costas de Guinea, en África oriental, pero tales productos eran naderías en la rica Kozhikode.
Gama tuvo que esforzarse para lograr un acuerdo comercial con el zamorín; finalmente, al cabo de tres meses de súplicas, recibió la aprobación. Aun con sus limitados productos, logró comprar suficientes especias como para impresionar a la gente a su regreso a Lisboa.
El primer viaje de Vasco da Gama pareció señalar la vía hacia un comercio tranquilo. Empero, antes de su regreso a Kozhikode, el tono de las relaciones entre Oriente y Occidente se volvería amenazador. En su segundo viaje al este, en 1502, en lugar de ganarse el favor del zamorín, Gama recurrió a la intimidación mediante la más horrible violencia.
Sólo dos de los cuatro barcos de Gama, y 55 hombres de la tripulación original de 177, sobrevivieron al primer viaje de ida y regreso a la India. Éstas se consideraban pérdidas razonables para la época, en especial para tan importante descubrimiento.
El rey Manuel de Portugal, patrocinador de Gama, quedó tan contento que, en 1500, costeó una segunda expedición comandada esta vez por Pedro Álvarez Cabral. Camino abajo, costeando el litoral africano, Alvarez Cabral se desvió tanto hacia el occidente que descubrió Brasil y tomó posesión de él en nombre de Portugal, dando así al rey Manuel, quien tenía ya la ruta hacia Asia, una porción del Nuevo Mundo.
Cabral doblé el extremo de África y continuó hacia Kozhikode, en donde recogió los frutos del trabajo de Gama en cuanto a privilegios comercia les, negociando un completo tratado con el zamorin. Dejó además en la India un pequeño grupo de portugueses con el objeto de que recolectaran información para el rey Manuel.
Aunque la misión de Cabral en la India fue exitosa, los hombres que dejó fueron asesinados. Cuando llegaron a Portugal las noticias de la masacre, el rey Manuel se enfadé pues pensaba que los funcionarios indios debían haber protegido a sus representantes. Manuel necesitaba mostrar a los indios que estaban obligados a respetar a los portugueses, así que envió a Gama de nuevo a la India, en 1502. En esta oportunidad, Gama iba armado hasta los dientes, y no estaba dispuesto a solicitar el favor del zamorín, como lo había hecho en 1498.
Durante el viaje, los barcos de Gama interceptaron un velero árabe, conocido como dhow, que llevaba de vuelta a casa musulmanes que venían de una peregrinación a la Meca. Demostrando una nueva y militante actitud hacia los orientales, el comandante se enfrentó a los árabes y les exigió la entrega de todos los tesoros que iban a bordo. Como éstos no se movieran lo suficientemente rápido, ordenó a sus hombres tomar el dhow al abordaje.
Los portugueses se apoderaron de todo el dinero y los bienes de los árabes, y luego emplearon pólvora para incendiar el dhow con toda la gente a bordo. Uno de los hombres de la tripulación de Gama conté “380 hombres y muchas mujeres y niños”.
Al llegar a Kozhikode, Gama no se molesté con regalos para el zamorín ni presentó súplica alguna. Por el contrario, exigió la rendición del zamorin y que los musulmanes, a quienes culpaba de la muerte de los portugueses que Cabral había dejado, fueran expulsados a puntapiés de la ciudad. El zamorín trató de ganar tiempo y de negociar la paz.
La respuesta del comandante de los portugueses a las proposiciones de paz fue un bote repleto de restos humanos: manos, pies y cabezas de pescadores y mercaderes indios. Los europeos escogían al azar a sus víctimas de los pequeños botes que pasaban por el puerto, ponían nudos corredizos alrededor del cuello de los hombres y los colgaban, sólo como espectáculo, antes de descuartizarlos. Gama envió al zamorín la espeluznante carga con un mensaje en árabe, en el que sugería al gobernador que se preparase una cena con tales bocados.
La horripilante táctica funcioné. Gama obtuvo su carga de tesoros para llevar de regreso a Lisboa, y dejó en el puerto de Calicut una fuerza naval permanente de cinco barcos.
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