miércoles, 7 de mayo de 2008

Fray Bartolomé de las Casas


En 1502 siguiendo los pasos de su padre, que había participado en el segundo viaje de Colón, llega a La Española, y recibe una encomienda que administra. Es ordenado como sacerdote en 1510, y en la primavera de 1512 viaja a Cuba como capellán de Pánfilo de Narváez; en 1514 recibe otra encomienda donde los indios trabajaban en la minería pero, paulatinamente Las Casas va tomando conciencia de lo injusto que es el sistema. Convencido de que debía «procurar el remedio de esta gente divinamente ordenado», viajó a España y se entrevistó con el rey Fernando el Católico y con el Cardenal Cisneros, quién le nombrará Protector de los indios, en 1516. A la muerte del rey Fernando El Católico, se entrevista con el nuevo rey, Carlos I, que le concedió el territorio de Cumaná (en la actual Venezuela), para que aplicase sus teorías.
Volvió a
España en 1520,intentando poner en marcha su encomienda, siempre en contra de la esclavitud de los indios, el proyecto fracasó porque en su ausencia los indios se rebelaron. Desengañado, entró en la orden de los dominicos, que por entonces estaban elaborando una reflexión sobre el derecho en la Escuela de Salamanca, criticando muchos aspectos de la colonización de América y entre ellos el sistema de encomiendas y se retira a partir de 1521 dedicado al estudio y comienza a escribir su Historia de las Indias.
En 1535 regresa a América donde intenta de nuevo un programa de colonización pacífica en Guatemala, donde obtiene un relativo éxito; vuelve de nuevo a España en
1540 y en Valladolid, visita de nuevo al rey Carlos I. Éste, prestando oídos a las demandas de Las Casas y a las nuevas ideas del Derecho de Gentes difundidas por Francisco de Vitoria, convocó al Consejo de Indias, en las que se conocen como Juntas de Valladolid o Comisión de Valladolid.
Como consecuencia de lo que se discutió, se promulgaron el
20 de noviembre de 1542 las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían participar siempre dos religiosos, que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión. Esto no resolvió el problema, pero al menos fue un primer intento. A finales de ese mismo año terminó de redactar en Valencia su obra más conocida, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, dirigida al príncipe Felipe (futuro Felipe II), entonces encargado de los asuntos de Indias.
Se le ofreció el obispado de
Cuzco, importantísimo en aquel momento, pero Las Casas no aceptó, aunque si aceptó el obispado de Chiapas en 1543, con el encargo de poner en práctica sus teorías. Residió allí durante dos años para regresar definitivamente a España en 1547.
Durante su obispado en Chiapas residió en la Ciudad Real de Chiapas, hoy llamada
San Cristóbal de las Casas en su honor.
Renunció a su obispado y continuó con su labor propagandística a favor de los indios hasta su muerte, lo que le valió ser conocido como el Apóstol de los Indios. En Valladolid, entre 1550 y 1551, mantuvo una polémica con
Juan Ginés de Sepúlveda (La controversia de Valladolid) sobre la legitimidad de la conquista de la que salió triunfante éste, y Las Casas renunció a su obispado, muriendo en Madrid en 1566.
En el año 2000 la Iglesia Católica inició los trámites para su posible beatificación y canonización.

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