jueves, 29 de mayo de 2008
Villalar
Tenemos que hacer un poco de historia para conocer los acontecimientos que tuvieron lugar en ese tiempo y conocer el origen de esta fiesta. En el año 1517 Carlos I (nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana la Loca) es nombrado rey de España, nacido y educado en Flandes. Cuando llegó a nuestro país no hablaba castellano; Esta circunstancia, unida a que elevó los impuestos para combatir la grave crisis económica que atravesaba Castilla desde la muerte de Isabel la Católica y que la mayoría de los cargos públicos eran ocupados por consejeros flamencos, hizo que en Castilla se creara un malestar generalizado en contra del Rey.
En el año 1519, dos años después de su coronación como Rey de España, recibe la notificación de su elección como emperador de Alemania. El viaje hasta este país es largo y para poder realizarlo necesita recaudar fondos de Castilla. Las cortes otorgan 220 millones de maravedíes para realizar su viaje a Alemania y poder ser coronado emperador como Carlos V de Alemania.
Con la marcha de Carlos I a Alemania, el monarca dejó un clima de descontento contra su persona que iba en aumento. La rebelión estalla en Toledo y se extiende por varias ciudades españolas (Burgos, Cuenca, Guadalajara, Salamanca, Segovia, Valladolid, Zamora...) Las revueltas quedan lideradas por sectores liberales; entre los personajes sublevados, destacan el toledano Juan Padilla, el segoviano Juan Bravo y el salmantino Francisco Maldonado.
Las milicias comuneras, dirigidas por Juan de Padilla a principio de 1521 tomaron algunas zonas de Castilla, pero el 23 de abril de 1521 las tropas imperiales vencieron al ejército comunero e hicieron prisioneros a los cabecillas de la rebelión, Padilla, Bravo y Maldonado que fueron decapitados en la plaza de Villalar el 24 de abril de 1521.
Después de la derrota de Villalar, el movimiento comunero se desintegró, y las ciudades castellanas capitularon una tras otra.
Monolito** a los comuneros
A partir de 1932 el pueblo de Villalar situado en la provincia de Valladolid a 14 kilómetros de Tordesillas, adoptó el calificativo de “Villalar de los Comuneros”. En dicha localidad existe un obelisco en la Plaza Mayor, donde se encuentra la piedra en la que decapitaron a los comuneros.
El 23 de abril, en Villalar, se celebra el día nacional de Castilla, pero no se conmemora sólo una guerra perdida, sino una lucha mantenida, una memoria viva que nos recuerda cada año la resistencia de un pueblo a perder su nación y sus libertades.
Cada 23 de abril las campas de Villalar se llenan de gentes peleonas y de izquierdas para recordar la derrota de los comuneros*.
La noche del día 22 se ameniza con música joven para animar la estancia a la gente que viene a acampar. Durante el día 23 hay diversos actos: música regional durante todo el día, ofrenda en el obelisco, actos políticos, mítines variados y actos reivindicativos.
* Los comuneros defendían los derechos y privilegios de los burgos castellanos frente al despotismo centralista del nuevo monarca.
** Monolito: Esta palabra compuesta proviene del griego y está formada por el prefijo mono (único, solo) y el sufijo lito (piedra). Sabiendo esto, no nos será difícil deducir su significado: columna formada por un solo bloque de piedra.
Amadís de Gaula
Pícaro
Suele ser un muchacho joven, aunque también hay pícaras.
Tiene un origen extremadamente humilde.
Su vida presente es deshonrosa y no mejor que su pasado.
Sirve a varios amos durante su vida.
Es astuto y tiene un conocimiento práctico de la vida.
Cuando su situación social o material mejora, no es por mucho tiempo.
Las adversidades de la vida hacen que su carácter se haga o sea cínico.
Suele ser ladrón y se mueve dentro del mundo de la delincuencia y al margen de la sociedad.
Apenas tiene moralidad.
Los rasgos negativos de la personalidad del pícaro se acentúan en novelas posteriores al Lazarillo.
Arte renacentista
Es esta etapa cuando los artistas principian en firmar sus obras, sus antecedentes biográficos son recogidos por los entendidos en arte, y sus teorías pictóricas están impregnadas de gran elaboración intelectual. El renacimiento se organiza en dos hemisferios, el Quattrocento o siglo XV y el Cinquecento o siglo XVI
En el Renacimiento, sus integrantes se autodenominan como hombres del Renacimiento, e inauguradores de una nueva Edad, la Edad Moderna, por oposición a la Edad Media , lazo de transición entre la grandiosidad de la Antigüedad clásica y su propia época.
Características del Renacimiento en los siglos XV y XVI:
El comienzo del Renacimiento Italiano suele datarse hacia el año 1420, el Renacimiento florentino es considerado por algunos historiadores del arte como un retomar la época de esplendor del Trecento temprano, en el cual se destacó Giotto por su naturalismo, donde según Vasari la renovación del arte se realiza por la imitación de la naturaleza que para él es lo mismo que el retorno de aquel (Giotto) a los maestros de la antigüedad.La pintura del Renacimiento se data en Masaccio (1401-1428). La arquitectura en el florentino Filippo Brunelleschi (1377-1446) y la escultura en Donatello (1386-1466)En la pintura renacentista Masaccio manifiesta el naturalismo de las representaciones figurativas y escénicas y el ilusionismo espacial logrado por la perspectiva central con que crea sus imágenes.Otra característica del Renacimiento en Italia es el surgimiento del individualismo, el hombre se reconoce como individuo espiritual y como indicio de la creciente conciencia de si mismos que cobran los hombres del siglo XVI, toma reanimación, la pintura de retratos donde príncipes , nobles y miembros del alto clero se hacen retratar y también miembros de la burguesía como los comerciantes, los banqueros, artesanos y eruditos humanistas e inclusive los artistas que lograron ganarse el reconocimiento de la sociedad y gozar de sus privilegios.
Felipe II
En 1543, con 16 años, empezó su experiencia de gobierno al sustituir al emperador en las ausencias de éste, pero no fue hasta 1556 que se convirtió en gobernador de todas las posesiones de su padre fuera de Alemania. Durante cincuenta años gobernó el mayor imperio del mundo, definido en la época como veinte veces mayor que el Imperio Romano.Su carácter era reservado y ocultó su timidez e inseguridad bajo una seriedad que le valió una imagen de frialdad e insensibilidad. Pocos fueron sus amigos, y ninguno gozó completamente de su confianza, pero no fue el personaje oscuro y amargado que se ha transmitido en la historia.Le gustaba la soledad y la intimidad, pero también la música, la vida nocturna y las fiestas. Con todo, evitaba las multitudes para disfrutar del campo y del hogar. Amante de la naturaleza y los jardines, era un gran aficionado a la caza y la pesca, aunque sólo practicaba estas actividades cuando estaba demasiado cansado para seguir trabajando. Fue un hombre inteligente, muy culto y formado, aficionado a la música, el arte, el coleccionismo y muy especialmente a la arquitectura.Gobernó el sistema político más grande que ha existido nunca, y lo hizo convirtiendo Madrid en el centro político mundial. Interesado y preocupado por los asuntos de Europa y del resto del mundo, nada lo sentía como ajeno pero todo lo vio desde la óptica española.
martes, 20 de mayo de 2008
LEONARDO DA VINCI
Leonardo Da Vinci nació el 15 de abril de 1452, en Anchiano, una aldea cerca de la ciudad de Vinci en el valle del Arno, dentro de los territorios de Florencia, aunque para otros nació en Vinci, de ahí su "apellido", antes de que se adoptaran las convenciones de nombres actualmente vigentes en Europa, por lo que a su nombre de pila se añadió el de su padre (Ser Piero) y la localidad de nacimiento siendo entonces "Leonardo di Ser Piero da Vinci". Sin embargo, Leonardo acostumbraba firmar sus trabajos como Leonardo o Io, Leonardo (yo Leonardo), es decir, sin emplear el nombre de su padre, lo que induce a pensar que era hijo ilegítimo. Su madre se llamaba Caterina, y el abuelo paterno, Antonio, escribió que: «Nació un nieto mío, hijo de ser Piero mi hijo el día 15 de abril en sábado [a las 22.30 horas] [...] Se llama Lionardo. Lo bautizó Piero di Bartolomeo da Vinci, en presencia de Papino di Nanni, Meo di Torino, Pier di Malvolto, Monna Lisa di Domenico di Brettone». En el catastro de Vinci, en las notas del año 1457, se refleja que el llamado Antonio tenía 85 años y vivía en el pueblo de Santa Croce, marido de Lucia, de 64 años, y tenía dos hijos Francesco y Piero, de 30 años, casado con Albiera, de 29, y con ellos vivía «Lionardo hijo del dicho ser Piero no legítimo nacido de él y de Chataria actualmente casada con Achattabriga di Piero del Vacca da Vinci, de 5 años».
Poco se sabe de sus primeros años, que han sido tema de conjeturas históricas por Vasari y otros. Leonardo más tarde sólo hablaría de dos incidentes de su infancia. Uno de ellos, que él consideraba como una profecía, fue que un halcón bajó del cielo y sobrevoló su cuna, con las plumas de la cola rozándole el rostro. Desde niño mostró aptitudes para las artes plásticas, principalmente el dibujo, así como la geometría, la mecánica y la música. Poseía una gran capacidad de observación lo que le valió no sólo a su obra artística sino también a otros temas que estudió como la física (principalmente la mecánica), la música o el naturalismo (ahora biología), un gran realismo y una naturalidad sobresaliente.
Parece ser que en el año 1466, Leonardo y su familia marcharon a vivir a Florencia. El abuelo Antonio murió en el año 1468 y en las actas catastrales de Vinci, Leonardo, que tenía 17 años, resulta ser su heredero, junto con la abuela Lucia, el padre Piero, la madrina Francesca, y los tíos Francesco y Alessandra. Al año siguiente la familia del padre, convertido en notario de la Señoría florentina, junto a la del hermano Francesco, que estaba inscrito en el Arte della seta, se domiciliaron en una casa florentina, derribada ya en el siglo XVI, en la actual via dei Gondi.
Sus primeros bocetos eran de tal calidad que tan pronto como su padre los mostró al pintor Andrea del Verrocchio, éste tomó al joven de catorce años como aprendiz en su taller, ya frecuentado por futuros artistas de la talla de Botticelli, Ghirlandaio, Perugino y Lorenzo di Credi. Así lo dice Vasari, referido al año 1462; no obstante, el ingreso de Leonardo en el taller de Verocchio fue posterior, encontrándosele como aprendiz en ese taller en 1469 ó 1470.
En un taller del Quattrocento como el de Verrocchio, los artistas eran considerados sobre todo como artesanos y sólo un maestro como Verrocchio tenía una posición social. Los productos de un taller incluían escudos de torneo decorados, cofres de dote pintadas (cassoni), fuentes de bautizo, placas votivas, pequeños retratos, y pinturas devocionales. Los mayores encargos eran los retablos para iglesias y estatuas conmemorativas. Los contratos más importantes eran los ciclos de frescos para capillas. Como un aprendiz de catorce años, Leonardo habría sido enseñado en todas las innumerables habilidades que se empleaban en un taller tradicional.
Aunque muchos artesanos se especializaban en tareas tales como la realización de marcos, el dorado o los baños de bronce, Leonardo habría estado expuesto a un amplio conjunto de habilidades técnicas y habría tenido la oportunidad de aprender a hacer proyectos, química, metalurgia, trabajo en metales, enyesado, trabajo en cuero, mecánica y carpintería, así como las habilidades artísticas evidentes del dibujo, la pintura, la escultura y el modelado.
Juventud (1471-1481)
En la Compañía de los pintores florentinos de San Jesus, Leonardo aparece mencionado por vez primera en el año 1462.
El 8 de abril de 1476 se presentó una denuncia anónima contra diversas personas, por sodomía consumada con el diecisieteañero Jacopo Saltarelli. Aunque había cierta tolerancia hacia la homosexualidad en la Florencia de la época, la pena prevista en estos casos era severísima, directamente morir quemado. Además de Leonardo, entre los otros acusados estaban Bartolomeo di Pasquino y sobre todo Leonardo Tornabuoni, joven vástago de la potentísima familia florentina de los Tornabuoni, emparentada con los Médicis. Según algunos estudiosos fue la implicación de este último lo que jugó a favor de los acusados. El 7 de junio, la denuncia se archivó y los imputados fueron todos absueltos.
Más tarde, Leonardo montó su propio taller como escritor independiente en Florencia. El 10 de enero de 1478 recibió el primer encargo público, un retablo para la capilla de San Bernardo en el Palacio de la Señoría; recibió 25 florines de adelanto, pero no inició el trabajo, confiado en 1483 a Domenico Ghirlandaio y luego a Filippino Lippi, que lo acabó en 1485.
Al menos desde el año 1479 ya no vivía con la familia del padre Piero, como resulta de un documento del catastro florentino.
En 1480, según el Anónimo Gaddiano, "estaba [...] con Lorenzo el Magnífico y, dándole provisiones, le hacía trabajar en el jardincillo sobre la plaza de San Marcos en Florencia": la adquisición del terreno por parte de Lorenzo fue aquel año y por lo tanto, Leonardo tuvo que ejecutar trabajos de escultura y restauración.
En marzo de 1481 le encargaron la Adoración de los Magos, que no acabó, por partir hacia Milán, quedando la tabla incompleta en casa de su amigo Amerigo Benci, el padre de Ginevra, en el año 1482.
En Milán (1482-1500)
Para la primavera y el verano de 1482 Leonardo se encontraba en Milán, una de las pocas ciudades en Europa que superaban los 100.000 habitantes, en el centro de una región populosa y rica. Decidió establecerse en Milán al darse cuenta de que los potentes señores tenían siempre necesidad de nuevas armas para la guerra interna, y consideraba que sus proyectos en la materia eran dignos de ser considerados por el ducado de Milán, aliado de los Médicis.
Leonardo, que según dice Vasari, era un músico de gran talento, creó una lira de plata en forma de cabeza de caballo, con la que Lorenzo de Médicis quedó tan impresionado que decidió enviarlos a los dos, la lira y su hacedor, a Milán, para asegurar la paz con Ludovico el Moro. «Tenía treinta años» - escribe el Anónimo - «cuando el llamado Lorenzo el Magnífico le envió al duque de Milán a presentarse él mismo con Atalante Migliorati una lira, pues era único en el arte de tocar tal instrumento». Es en Milán donde Leonardo escribió la llamada carta de recomendación a Ludovico el Moro (en realidad, sintiéndose inseguro sobre su modo de expresarse, la hizo escribir por un llamado "hombre cultivado"), conservada en su Códice Atlántico, describiendo ante todo sus proyectos de aparatos militares, de obras hidráulicas, de arquitectura, y sólo al final, de pintura y escultura. El duque se maravilló de todos los conocimientos que dominaba Leonardo: pintura, dibujo, mecánica, ingeniería militar y ciencias naturales. Podía hacer esculturas en mármol, bronce o terracota. También pequeños cañones (bombardas), trazar caminos y construir portones.
El 25 de abril de 1483, con los hermanos pintores Evangelista y Giovanni Ambrogio De Predis, por un lado, y Bartolomeo Scorione, prior de la Confraternidad milanesa de la Inmaculada Concepción, por otro, estipuló el contrato para un retablo a colocar sobre el altar de la capilla de la Confraternidad en la iglesia de San Francesco Grande; es el primer documento relativo a La Virgen de las Rocas, que atestigua su presencia en Milán, huésped de los hermanos De Predis en Porta Ticinese. La elaboración de este cuadro llevó bastante tiempo, implicó un litigio y acabó habiendo dos versiones de la obra.
Mientras tanto, en 1485 Ludovico el Moro le había encargado un cuadro para enviarlo como regalo al rey de Hungría Matías Corvino. En 1487 le pagaron los proyectos para el cimborrio de la catedral de Milán.
En los primeros meses del año 1489 se ocupó de las decoraciones, en el Castillo Sforzesco, para las bodas de Gian Galeazzo Sforza e Isabel de Aragón, interrumpidas de repente por la muerte de la madre de la esposa, Hipólita de Aragón, y escribe su Libro titulado de figura humana. Este mismo año debieron empezar los preparativos para una estatua ecuestre de Francesco Sforza, antepasado de Ludovico el Moro, pues el 22 de julio Pietro Alamanni comunicó a Lorenzo el Magnífico la demanda de Leonardo de obtener la colaboración de fundidores de bronce florentinos.
El 13 de enero de 1490 se reanudaron las fiestas por las bodas Sforza - Aragón, en las cuales, escribe el poeta Bernardo Bellincioni en 1493, «se había fabricado, con el gran arte e ingenio del Maestro Leonardo da Vinci florentino, el "Paraíso" con todos los siete planetas que giraban y los planetas estaban representados por hombres»; el 21 de junio marchó a Pavia junto con Francesco di Giorgio Martini. Es la época en que ejecuta una serie de pinturas de caballete como el Retrato de dama, llamado La Belle Ferronnière del Louvre.
En 1491 tomó a su servicio a Gian Giacomo Caprotti da Oreno, de diez años, llamado Salaí –diablo, un mote tomado del Morgante de Pulci - a quien Leonardo definió un año más tarde como "ladrón, embustero, obstinado, glotón", pero al que tratará siempre con indulgencia.
Se encargó, en 1492, de los festejos para las bodas de Ludovico el Moro y Beatriz de Este y para las de Ana Sforza y Alfonso I de Este.
En 1493, estando en el séquito del cortejo que acompañaba a Alemania a Bianca Maria Sforza, esposa del emperador Maximiliano I de Habsburgo, vio el lago de Como, visitó la Valsassina, la Valtellina y el Valchiavenna. El 13 de julio parece haber recibido la visita de su madre, Caterina.
En 1494 ejecutó trabajos de mejora en una finca de los duques cerca de Vigevano.
Inició en 1495 la Última Cena, en el refectorio de Santa Maria delle Grazie y las decoraciones de las estancias en el Castillo Sforzesco que interrumpió en 1496. En este año, la detallada lista de gastos para una sepultura y funeral sugiere la muerte de su madre Caterina.
En su novella LVIII, Matteo Bandello, que conoció bien a Leonardo, escribe que lo vio a menudo
«la mañana temprano subir al andamio, porque la Última Cena estaba un poco en alto; solía desde que salía el Sol hasta la tarde oscurecida no quitarse nunca el pincel de la mano, olvidándose de comer y de beber, pintando continuamente. Después sabía estarse dos, tres o cuatro días, que no pintaba, y aún así se demoraba allí una o dos horas cada día y solamente contemplaba, consideraba y examinando para sí, sus figuras juzgaba. También lo ví (según que el capricho o antojo le tocase) marcharse a mediodía, cuando el Sol está en lo alto, a la corte vieja» - sobre el lugar del actual Palazzo Reale - «donde aquel asombroso Cavallo compuesto de tierra, y venirse derecho a le Grazie: y subiéndose al andamio tomar el pincel, y dar una o dos pinceladas a una de aquellas figuras, y luego de repente irse y andar a otro lugar».
La última cena
En 1497 el duque de Milán solicitó al artista que concluyera la Última Cena, que terminó, probablemente, a finales de año.
En 1498 terminó al decoración de la Sala delle Asse del Castillo Sforzesco. Del 2 de octubre de ese año es el acta notarial en la que Ludovico el Moro le donó una viña cerca del monasterio de Santa María delle Grazie y San Vittore.
En marzo de 1499 consta que estaba en Génova junto a Ludovico, sobre el cual se ceñía la tempestad de la guerra que él mismo había contribuido a provocar; mientras Ludovico estaba en Innsbruck, buscando en vano hacerse aliado del emperador Maximiliano, Luis XII conquistó Milán el 6 de octubre de 1499. Leonardo se encontró una mañana con que los arqueros franceses estaban usando su modelo de arcilla a escala real del caballo de la estatua ecuestre de Francisco Sforza como blanco de práctica para el tiro. El 14 de diciembre Leonardo hizo depositar 600 florines en el Hospital de Santa María Nuova de Florencia, que actuaba como banca y abandonó Milán con su asistente Salaino y el matemático Luca Pacioli.
En Milán, Leonardo había pasado el periodo más largo de su vida, casi 20 años, y volvió luego por periodos más cortos en años sucesivos. Durante los años milaneses Leonardo mantuvo su propio taller, en el que trabajaron varios aprendices. Muchos de los más prominentes alumnos o seguidores de la pintura de Leonardo lo conocieron en Milán o incluso trabajaron con él, entre los que puede citarse a Bernardino Luini, Giovanni Antonio Boltraffio y Marco d'Oggiono.[5] Si bien al principio de su estancia debió tener algunas dificultades con la lengua hablada por el pueblo (en aquellos tiempos la lengua italiana como "toscano medio" no existía, todos hablaban sólo el dialecto propio), los expertos encuentran en sus escritos del final de esta época "lombardismos".
Leonardo permaneció primero en Vaprio d'Adda, cerca de Bérgamo, en la villa del conde Giovan Francesco Melzi.
Luego pasó por Mantua, siendo huésped de Isabel de Este, a la que hizo dos retratos a carboncillo. Llegó a Venecia en marzo de 1500. Allí fue empleado como un arquitecto militar e ingeniero, ideando métodos de defender la ciudad de un ataque naval, previsiblemente de los turcos. Decidió después regresar a Florencia.
Regreso a Florencia (1501-1508)
Leonardo volvió a Florencia a finales de abril del 1500.
Fue a Roma en marzo de 1501. En abril de ese año estaba de nuevo en Florencia, como huésped de los Servitas en la Santísima Anunciada; aquí dibujó el primer cartón de Santa Ana, la Virgen, el Niño y san Juanito, hoy en Londres; en dos cartas, Isabel de Este pide al carmelita Pietro di Nuvolaria un retrato de Leonardo o, subsidiariamente, "un cuadrito de la Virgen devoto y dulce como es su natural", pero el fraile le responde que "sus experimentos matemáticos le han distraído tanto de la pintura que no puede soportar el pincel".
Entró al servicio de César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, en el año 1502, como arquitecto e ingeniero, siguiéndolo en las guerras de éste en Romaña; en agosto estuvo en Pavía, e inspeccionó las fortalezas lombardas de César. En Forlì conoció a Caterina Sforza, a la que algunos consideran que pudo ser el modelo de la Gioconda. También pasó por Cesenático.
Desde marzo de 1503 Leonardo se encuentra nuevamente en Florencia, donde, según Vasari, ejecuta La Gioconda y una Leda hoy perdida. En abril recibió el encargo del fresco de La batalla de Anghiari en el Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio; este mural público se ejecutaría junto con Miguel Ángel, que fue el elegido para ornar la pared opuesta.
En julio fue a Pisa, asediada por los florentinos, junto a Gerolamo da Filicaja y Alessandro degli Albizi para estudiar la posibilidad de desviar el río Arno y empantanar algunas zonas limítrofes con la ciudad y así lograr la capitulación.
Tumba de Leonardo da Vinci, Castillo de Amboise (Francia)
El 9 de julio de 1504 murió su padre, Piero; Leonardo anotó varias veces este hecho, en aparente agitación: "Miércoles a la hora 7 murió Ser Piero da Vinci, el día 9 de julio de 1504, miércoles cerca de la hora 7" y más allá, "El día 9 de julio de 1504 el miércoles a la hora 7 murió Piero da Vinci notario en el Palacio del Podestà, mi padre, a la hora 7. Tenía 80 años de edad. Dejó 10 hijos masculinos y 2 femeninos". El padre no lo nombró heredero y, contra los hermanos que le oponían la ilegitimidad de su nacimiento, Leonardo busca en vano el reconocimiento de sus razones: después de la causa judicial por él promovida, sólo el 30 de abril de 1506 se liquida la herencia de Piero da Vinci, de la cual fue excluido Leonardo.
Formó parte de la comisión que debía decidir la colocación del David (1505). Se cree que la presencia de Leonardo fue de importancia capital para el cambio de sitio de la escultura, aunque Miguel Ángel estaba disgustado por ello. La batalla de Anghiari le ocupó todo un año, recibiendo pagos de la República de Florencia por la obra hasta febrero de 1505.
En 1506 dejó Florencia y marchó nuevamente a Milán, comprometiéndose volver al cabo de tres meses, lo que no hizo, prolongándose su estancia en Lombardía más de lo previsto. Milán estaba entonces en manos de Maximiliano Sforza después de que mercenarios suizos expulsasen a los franceses. Tuvo dos estancias en Milán: de junio a octubre de 1506 y de enero a septiembre de 1507.
En este año de 1506 entró a formar parte de la casa de Leonardo Francesco Melzi, joven de quince años, hijo de un aristócrata de Lombardía y que poseía una gran apostura. Después de tempestuosas escenas de celos, Salai aceptó un nuevo arreglo en su relación con Leonardo, y los tres llevan a cabo varias giras a través de Italia. Aunque Salai fue siempre presentado como su discípulo, jamás produjo la más mínima obra. Melzi, en cambio, se convirtió en su discípulo y compañero de toda la vida. Viajó a Francia con Leonardo y estuvo con él hasta su muerte.
En 1508 está en Florencia, pero después regresa a Milán, ocupándose entre otros proyectos de una estatua ecuestre en honor de Gian Giacomo Trivulzio - en septiembre de 1508 habitando en la zona de la iglesia de San Babila; obtiene durante casi un año una provisión de 390 sueldos y 200 francos del rey de Francia.
Últimos años (1509-1519)
En el año 1509 hace estudios geológicos de los valles lombardos.
El 28 de abril de 1509 escribe haber resuelto el problema de la cuadratura del ángulo curvilíneo y al año siguiente estudió anatomía con Marcantonio della Torre en la universidad de Pavía.
Partió de Milán con dirección a Roma el 24 de septiembre de 1513, junto con sus alumnos Melzi, Salai, un tal Lorenzo y el Fanfoja. Se alojó en el Vaticano, en un estudio del Belvedere, bajo la protección de Juliano II de Médicis, hermano del papa León X. En la Ciudad Eterna trabajaban en aquella época pintores como Rafael, que estaba pintando al fresco los apartamentos papales, o Miguel Ángel, del cual estaba separado por una antigua enemistad; arquitectos como Bramante y Giuliano da Sangallo se ocupaban de la construcción de San Pedro. Pero Leonardo no tuvo mucho contacto con estos artistas, pues se dedicó a estudios matemáticos y científicos (mecánica, óptica). También buscó fósiles en el cercano Monte Mario, pero se lamentó con Giuliano que le impidiesen estudiar anatomía en el Hospital del Santo Espíritu. Se ocupó del proyecto de desecación de las Lagunas Pontinas - y fue aprobado por el papa León X el 14 de diciembre de 1514, pero no fue ejecutado por la muerte tanto de Giuliano como la del papa. También se ocupó de la sistematización del puerto de Civitavecchia.
En 1515 Francisco I de Francia volvió a tomar Milán. Leonardo recibió el encargo de hacer un centro de mesa, un león mecánico, para las conversaciones de paz entre el rey francés y el papa León X en Bolonia, donde probablemente conoció al rey.
En Roma comenzó a trabajar en un viejo proyecto de espejos que campasen los rayos de sol para calentar una cisterna de agua. Tuvo, no obstante, dificultades con los trabajadores alemanes, especialistas en espejos. Se cree que fueron ellos quienes estaban detrás de una carta anónima en la que se le acusaba de brujería. En ausencia de la protección de Giuliano de Médicis y teniendo en frente una situación preocupante, Leonardo se vio constreñido, una vez más, a marcharse. Esta vez había decidido abandonar Italia. Era anciano, necesitaba tranquilidad y alguien que lo apreciase y ayudara.
La última noticia de su periodo romano data de agosto de 1516, cuando medía las dimensiones de la Basílica de san Pablo.
En 1517 Francisco I lo invitó a su país, donde en mayo, junto a Melzi y el sirviente Battista de Vilania, se alojó en el castillo de Clos-Lucé, cerca de Amboise, honrado con el título de premier peintre, architecte, et mecanicien du roi y de una pensión de 5.000 escudos. La alta consideración de que gozaba queda demostrada incluso por la visita que recibió, el 10 de octubre de ese año, del cardenal de Aragón, Antonio de Beatis, y de su séquito; Leonardo le mostró una serie de pinturas que causaron su admiración y que han sido identificadas como la Gioconda, San Juan Bautista y La Virgen, Santa Ana y el Niño.
Proyectó el palacio real de Romorantin, que Francisco I pretendía erigir para su madre Luisa de Saboya: sería una pequeña ciudad, para la cual previó el desvío de un río que la enriqueciera con agua y fertilizase la campiña vecina. En 1518 participó en las celebraciones del bautizo del Delfín y de las bodas de Lorenzo de Médicis con una sobrina del rey francés. Ese mismo año Salai abandonó a Leonardo y retornó a Milán, donde más adelante (el 19 de enero de 1524) perecería en un duelo.
Leonardo falleció el 2 de mayo de 1519, en la mansión o castillo de Clos Lucé (Francia). Francisco I se había convertido en un amigo muy cercano. Vasari recoge que el rey sostuvo la cabeza de Leonardo en sus brazos al tiempo que moría, aunque esta historia, amada por los franceses y representada por Ingres en una pintura romántica, parece más una leyenda que realidad. Vasari también dice que en sus últimos días, Leonardo pidió que un sacerdote recibiera su confesión y le diera la extremaunción.
De acuerdo a sus deseos, 60 mendigos siguieron su ataúd. Fue enterrado en la capilla de Saint-Hubert en el Castillo de Amboise. Cincuenta años más tarde, violada su tumba, sus despojos se dispersaron en los desórdenes de las luchas religiosas entre católicos y hugonotes.
El 23 de abril Leonardo había redactado su testamento ante el notario Guillermo Boreau. Melzi fue su principal heredero y albacea, pero Salai no fue olvidado: recibió la Gioconda y la mitad del viñedo de Leonardo, correspondiéndole la otra mitad al sirviente De Vilanis. A su criada Maturina diez paños y dos ducados; a sus medio hermanos, 400 escudos depositados en Florencia y un poder en Fiesole.
Vida personal
Leonardo tuvo muchos amigos que fueron figuras destacadas en sus campos respectivos, o por su influencia en la historia. Entre ellos hay que incluir al matemático Luca Pacioli con quien colaboró en un libro en los años 1490 y César Borgia, a cuyo servicio estuvo los años 1502 y 1503. Durante esa época conoció también a Nicolás Maquiavelo, con quien más adelante desarrollaría una gran amistad. Entre sus amigos estuvieron Franchinus Gaffurius e Isabel de Este. Isabel fue probablemente su amiga femenina más cercana.
Más allá de la amistad, Leonardo fue reservado respecto a su vida privada. Afirmaba también tener una falta de interés en las relaciones físicas involucradas en la procreación humana:
"el acto de la procreación y todo lo que está relacionado con ella es tan desagradable que los seres humanos se extinguirían pronto si no existieran los rostros hermosos y las disposiciones sensuales"
Parece que no tuvo relaciones íntimas con las mujeres más allá de su amistad con Isabel de Este. Sus relaciones más cercanas fueron sus discípulos Salai y Melzi, habiendo escrito Melzi que los sentimientos de Leonardo hacia él eran amorosos y apasionados. Desde el siglo XVI se ha interpretado que estas relaciones eran de naturaleza homoerótica y desde esa fecha se ha escrito mucho sobre este aspecto (su posible homosexualidad) de la vida de Leonardo. Cabe señalar que la experiencia traumática sufrida en su juventud -el haber sido encarcelado durante dos meses acusado de sodomía- pudo haberlo llevardo a ser muy cauteloso con cualquier expresión sincera o indiscreta de su sexualidad.
A lo largo de su vida, Leonardo se mantuvo como vegetariano por razones éticas referentes, al parecer, al respeto a la vida de los animales. El florentino Andila Corsali, que había viajado a la India, dijo
«Los habitantes de este país, como nuestro Leonardo, no permiten que se haga daño a ninguna criatura viviente».
LOS MECENAS
Otra acepción podría ser que se trata de un apoyo, bien sea monetario o en especie, que una organización presta para el desarrollo social, cultural y científico de la sociedad, así como para la preservación medioambiental del entorno en el que se ubica.
Las acciones de mecenazgo ayudan a mejorar la reputación de las organizaciones que las realizan, llegando a convertirse en una acción de relaciones públicas.
Recibe su nombre del noble romano Cayo Cilnio Mecenas, consejero de César Augusto, que otorgó generosamente protección a artistas contemporáneos suyos.
Históricamente ha representado una forma importante de sostenimiento de la producción artística, al permitir el desarrollo de obras no orientadas a su circulación mercantil. Durante el Renacimiento fue una práctica extendida, y familias como los florentinos Medici proporcionaron sustento a muchos de los artistas más importantes de su tiempo.
En la actualidad, los mecenazgos son realizados por organizaciones, tanto públicas y privadas, para la realización de diversos proyectos.
CARLOS V
Hijo de Juana I de Castilla y de Felipe I de Habsburgo, nació en Gante (Flandes) en 1500. En 1515 fue declarado mayor de edad y desde entonces el joven Archiduque se encargó del gobierno de Flandes. El día 30 de mayo de 1516 fue proclamado rey en Madrid (conjuntamente a su madre Juana la Loca) y se convirtió así en el primer monarca hispano de la casa de Austria. Hasta su llegada se hizo cargo de la regencia el cardenal Cisneros. El nuevo monarca llegó a España un año después, cuando sólo contaba con 17 años de edad. Pero en 1520 partió hacia Alemania donde el año anterior, y gracias al dinero aportado por el banquero Jacobo Függer, había sido proclamado Emperador con el nombre de Carlos V, para sustituir a su abuelo Maximiliano I de Austria. De este modo, y pese a la oposición de Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra, Carlos V reunió en su persona los territorios procedentes de la cuádruple herencia de sus abuelos: habsburguesa (Maximiliano I de Austria), borgoñona (María de Borgoña), aragonesa (Fernando el Católico) y castellana (Isabel la Católica). A través de Aragón heredaba también los reinos de Sicilia, Nápoles, Cerdeña y Jerusalén.
Política Interior
En 1517 llegó a España para hacerse cargo del gobierno de los reinos de Castilla y Aragón, tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico, acaecida un año antes. Tres años después partió hacia Alemania para hacer valer su proclamación como Emperador germánico. Estuvo en Alemania, ocupado en los asuntos imperiales, hasta 1522, fecha en la que regresó a sus reinos peninsulares. En su ausencia se había producido la revuelta de los comuneros de Castilla, que acabaría con la ejecución de los tres cabecillas (Padilla, Bravo y Maldonado) en Villalar (1521). Mientras tanto, en Valencia y Mallorca tienen lugar las denominadas Germanías, revueltas antinobiliarias que fueron duramente reprimidas. El triunfo de los partidarios de Carlos V consolidó el poder de la monarquía, vinculó a la nobleza con la política real y debilitó la fuerza de las Cortes (que sólo se reunieron en cuatro ocasiones en la década de 1520) y de la burguesía, que, sobre todo en Castilla, quedó relegada a desempeñar un papel político y económico secundario.
Resuelto el problema de las revueltas, entre julio de 1522 y julio de 1529 (el período que más tiempo permaneció Carlos V en España), el monarca se dedicó a solucionar los problemas internos mediante la reestructuración del régimen polisinodial que habían iniciado los Reyes Católicos. Para ello organizó el gobierno de sus territorios peninsulares en cinco consejos consultivos: Castilla, Aragón, Inquisición, Órdenes Militares y Cruzada), a los que se fueron añadiendo nuevos consejos, a medida que surgían otras necesidades: Estado (1522), Hacienda (1523), Indias (1524), reorganización del Consejo de Guerra (1524).
A partir de 1529, dos años después del nacimiento de su primer hijo Felipe, estuvo bastante tiempo alejado de sus territorios peninsulares, ocupado en una política exterior trepidante. En su ausencia dejó como gobernadora de Castilla a la Emperatriz Isabel de Portugal. En 1530 se coronó emperador en Bolonia y en 1531, tras la muerte de Margarita de Saboya, tía de Carlos V, tuvo que ir a los Países Bajos a reorganizar el gobierno de esos territorios. En 1532 consiguió, al fín, expulsar a los turcos que habían invadido Austria, entrando victorioso en Viena. No obstante, el monarca regresó en cuatro ocasiones desde 1534 a sus reinos hispanos con el objetivo fundamental de conseguir subsidios para sufragar sus guerras europeas. Como consecuencia, el balance económico de su política exterior resultó desastroso para la hacienda castellana, ya que la mayor parte de sus rentas iban destinadas a pagar a los banqueros alemanes e italianos que habían sufragado las guerras del Emperador. Esta situación propició que en 1551 la deuda estatal ascendiera a casi siete millones de ducados.
Política Exterior
Una vez solucionados los problemas internos hispánicos de la década de 1520, su reinado estuvo marcado por una activa política exterior cuyos ejes fundamentales fueron: la guerra contra Francia para dilucidar la hegemonía europea, el descubrimiento y colonización de territorios en el Nuevo Mundo, el enfrentamiento con los príncipes protestantes con el objetivo de hacer valer su título imperial y la guerra contra los turcos por el control del Mediterráneo.
La primera fase de la política exterior carolina estuvo fuertemente marcada por el enfrentamiento contra Francisco I de Francia, que controlaba el Milanesado, posición clave para que Carlos V pudiera conectar sus posesiones centroeuropeas con sus territorios mediterráneos. El enfrentamiento bélico acabó con el triunfo de las tropas imperiales, especialmente efectivo en la batalla de Pavía (1525), que desembocó en el tratado de Madrid (1526, el año de su boda con Isabel de Portugal). Posteriormente, en 1528, los franceses cercaron Nápoles, que fue liberada por el Emperador. El conflicto terminó con la paz de Cambray (1529), también llamada Paz de las Damas, mediante la cual Francisco I renunciaba al Milanesado y al resto de sus pretensiones italianas. No obstante, el enfrentamiento con los franceses, que eventualmente se aliarían con los turcos y los protestantes, no cesó a lo largo de todo el reinado de Carlos V. Todavía en 1536 el mismo Emperador debió acaudillar él mismo sus tropasa en la campaña de Provenza contra Francia.
Mientras esto sucedía en Europa, en el Nuevo Mundo los conquistadores españoles realizaban numerosos progresos: entre 1519 y 1522 Hernán Cortés incorporó a la Corona el Imperio azteca. Una década más tarde, Francisco Pizarro hacía lo propio con el Imperio andino de los incas. En 1540 Pedro de Valdivia conquistó Chile, después del intento fracasado que había realizado Almagro cinco años antes. Un año después, Francisco de Orellana tomaba posesión de la Amazonía.
Al mismo tiempo, en Europa los conflictos tenían lugar en varios frentes. Los turcos suponían un serio peligro para el control del Mediterráneo y para el pacífico desarrollo del comercio en el interior de sus aguas. Tras la pérdida de Belgrado y Budapest (donde murió su cuñado el rey de Hungría), Carlos V junto con su hermano Fernando, defendió en 1532 la Viena Imperial del ataque de Solimán el Magnífico. Las tropas de Carlos V tomaron en 1535 las plazas de La Goleta y Túnez a Barbarroja, pese al apoyo de los turcos y su alianza secreta con Francisco I de Francia, aunque el pirata pudo refugiarse en Argel. A pesar de todo, el poderío naval de los turcos no sería totalmente aniquilado hasta la batalla de Lepanto (1571).
Por su parte, en Alemania la causa del protestantismo se desarrollaba con fuerza. A partir de 1530, fecha en la que el Papa Clemente VII coronó a Carlos V como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el enfrentamiento con los príncipes alemanes convertidos al protestantismo resultó inevitable. Carlos V intentó solucionar el problema por la fuerza de las armas, logrando inicialmente un gran triunfo en Mühlberg (1546) sobre la Liga de Esmalcalda (formada por los príncipes protestantes). Mientras tanto tenía lugar el Concilio de Trento, cuyo objetivo era dar cumplida réplica a los protestantes mediante un reforzamiento del catolicismo. Carlos V se presentaba entonces como el protector político del Concilio y el abanderado de la Contrarreforma católica frente a la causa protestante. Sin embargo, un recrudecimiento paralelo del enfrentamiento contra los franceses, los protestantes y los turcos, obligó al Emperador a reconocer al protestantismo germánico (paz religiosa de Ausburgo, 1555) y a concluir la guerra contra Francia (tregua de Vaucelles, 1556).
Familia Real
Sus padres, como hemos señalado antes, fueron Felipe el Hermoso y Juan la Loca que, pese a su infortunada vida, engendraron seis hijos y todos ellos sobrevivieron. Este hecho era extraño en esa época de terrible mortalidad infantil. Juana, además los vio a todos coronados: los dos varones, Carlos V y Fernando I, reyes de Castilla y Bohemia y sucesívamente emperadores; las cuatro hijas, cuatro reinas: Leonor, Reina de Francia; Isabel, Reina de Dinamarca; María, Reina de Hungría, y Catalina, la hija póstuma de Felipe el Hermoso, Reina de Portugal.
Carlos V se casó en 1526 con Isabel de Portugal, hija del Rey Manuel I (1495-1521), con la que tuvo cinco hijos, de los cuales sólo vivieron cuatro: su sucesor Felipe II, Juan (que murió siendo niño), María (Reina de Bohemia) y Juana (Princesa de Portugal). A esta relación habría que sumar varios hijos naturales, entre los que destacaron Juan de Austria y Margarita de Austria.
CALVINISMO
Calvino se opuso siempre a la fusión de las iglesias reformadas inspiradas por él con las de inspiración luterana, alegando irreductibles diferencias teológicas, singularmente la de la predestinación: según Calvino, citando a San Pablo (cf. Efesios 1:11; Romanos 8:29-30, etc.), Dios conoce de antemano y llama a quiénes se salvarán, por la predicación del Evangelio; pues mediante la gracia irresistible, éstos son atraídos a él, y las buenas obras no constituyen ningún mérito ante Dios para salvarse, sino una conducta también prevista por el Creador.
Otras peculiaridades de su doctrina, como la de admitir el préstamo con interés (en contraste con los romanistas y con los luteranos), han permitido que desde Max Weber algunos historiadores y sociólogos vieran en la ética calvinista el «caldo de cultivo» más propicio para el desarrollo de la moderna economía capitalista.
CALVINIO
Sus primeros estudios estuvieron destinados a la carrera eclesiástica. Así es que recibió formación inicial en el College de la Marche y en el College de Montaigne. El padre de Calvino era abogado y en 1523 envía a su hijo, que por entonces tenía 14 años, a la Universidad de París a estudiar humanidades y leyes. A instancias de su padre que pretendía que Juan Calvino siguiera el camino de las leyes, se enroló en las universidades de Orleáns y Bourgues. En 1532, se doctora en leyes en Orléans. Durante su paso por los claustros universitarios tomó contacto con las ideas humanistas y reformadas. En abril de 1532, cuando Calvino contaba con 22 años de edad, publicó un comentario sobre el De Clementia de Séneca, trabajo que puso en evidencia sus dotes como pensador. No está del todo claro cuando Calvino se convierte al protestantismo.
Su conversión
El destierro y la Institutio religionis Christianae
En 1536 publica el libro en el cual sistematiza la doctrina protestante: La Institución de la Religión Cristiana. Dedicada a Francisco I, rey de Francia -a quien solicita libertad de opinión en materia de religión-, esta obra alcanzó una gran difusión y fue determinante, pues, si bien Lutero inspiró y puso en marcha la Reforma, fue Calvino quien la sostuvo gracias a las ideas expuestas en esta obra clave para el futuro de Europa.
Calvino en Ginebra
Al enterarse Farel de que Calvino en su viaje a Saboya pernoctaba en Ginebra, lo visitó donde éste se hospedaba y lo convenció de que permaneciese en Ginebra para realizar la obra que Farel reconocía superior a sus fuerzas. Calvino, de 26 años, era ya reconocido en toda Europa por su obra recién publicada y que trataba sobre el asentamiento institucional del cristianismo reformado.
Calvino se instaló en Ginebra e hizo declarar a todo el pueblo, bajo juramento, el asentimiento a una confesión de fe que contenía la renuncia al papismo. Después indicó que no podría someterse a una normativa que había promulgado el cantón de Berna. Por ello los síndicos de Ginebra convocaron una asamblea y se ordenó que tanto Calvino como Farel abandonaran la ciudad, por rehusar a administrar los sacramentos. Calvino se retiró a Estrasburgo (Francia) y estableció allí una iglesia francesa; también fue profesor de teología.
El regreso de Calvino
El 13 de septiembre de 1541 los ginebrinos volvieron a llamarle y, esta vez, Calvino no se limitó a predicar y a tratar de influir en las costumbres, sino que asumió un verdadero poder político, que ejercería durante 25 años, hasta su muerte. Estableció una forma de disciplina eclesiástica y una jurisdicción consistorial con el poder de infligir censuras y castigos canónicos, incluyendo la excomunión.
Un consistorio de ancianos y de pastores, dotado de amplios poderes para castigar, vigilaba y reprimía algunas conductas: fueron prohibidos y perseguidos el adulterio, la fornicación, el juego, la bebida, el baile y las canciones obscenas; hizo obligatoria la asistencia regular a los servicios religiosos.
El Consistorio de Ginebra condenó a Miguel Servet por negar la Trinidad. Pese a que frecuentemente se hace recaer sobre Calvino la condena a muerte a Miguel Servet, sus cartas muestran que luchó para que rectificase y mitigar su condena. «Quiero que se remita la severidad del castigo», sostuvo. Dice Turritine: "Los historiadores no afirman en lugar alguno, ni se desprende de ninguna consideración, que Calvino instigara a los magistrados a que quemaran a Servet..." Sin embargo, es claro que Calvino defendía la tesis de que los herejes que no se retracten deben ser ejecutados, aunque no mediante hogueras o tormentos. Por ello, desde el mismo momento en que Servet fue llevado a la hoguera, se discutió vivamente en Ginebra sobre el tipo de castigo para quienes no compartían sus opiniones en materia de fe. Calvino publicó de inmediato Defensa de la legítima fe y de la Trinidad contra los espantosos errores de Servet.
Sin embargo, Sebastián Castellión (originariamente Châtellon), otro reformador francés radicado en Ginebra, escritor y teólogo, escribió en 1554 De herectis an sint persequendi, el "Manifiesto de la tolerancia", una refutación de la tesis según la cual los herejes deben ser ejecutados, donde denuncia que Servet fue víctima de la intolerancia de Calvino: "Matar a un hombre no es nunca defender una doctrina, sino matar a un hombre". Casiodoro Reina tradujo este texto al castellano y se ganó con ello la animadversión de los calvinistas.
Ante la proximidad de su muerte, Calvino redactó su testamento, diciendo: «Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en esta fe que Dios me ha dado por medio de Su Evangelio, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí. De todo corazón abrazo Su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y padecimientos. Según la medida de la gracia que me ha sido dada, he enseñado esta Palabra pura y sencilla, mediante sermones, acciones y exposiciones de esta Escritura. En todas mis batallas con los enemigos de la verdad no he empleado sofismas, sino que he luchado la buena batalla de manera frontal y directa.»
Calvino mantuvo su salario de cien coronas y rehusó aceptar más. Después de vivir 55 años, sólo dejó 300 coronas a sus herederos, incluyendo el valor de su biblioteca, que se vendió a gran precio. Cuando Calvino abandonó Estrasburgo para volverse a Ginebra, quisieron darle los privilegios de ciudadano libre de su ciudad y el salario de un prebendado, que le había sido asignado. Aceptó lo primero, pero rehusó rotundamente lo segundo. Llevó consigo a uno de sus hermanos a Ginebra, pero jamás se esforzó por que se le diera un puesto honorífico, como hubiera hecho cualquiera que poseyera su posición. Desde luego, se cuidó de la honra de la familia de su hermano, consiguiéndole la libertad de una mujer adúltera y licencia para que pudiera volverse a casar. Pero incluso sus enemigos cuentan que le hizo aprender el oficio de encuadernador de libros, en lo que trabajó luego toda su vida.
Dispuso que su lugar en Ginebra fuera ocupado por Teodoro de Beza, su más fiel seguidor y quien se destacó contra Castalión.